martes, 1 de marzo de 2011

(E)

Cuando me desperté eran las 3 de la tarde. Me dirigí al comedor esperando una cara larga de mi madre preguntándome por donde había estado, en cambio veía a una sonrisa en su cara. Miré la ventana y llovía muchísimo. Le pregunté a mi madre por tan buen humor y me contestó que habían tenido una interesante cena. Deduje que no habían ido a dormir a casa y que habrían llegado mientras dormía. Le pregunté a que hora había empezado a llover y me dijo que hacía un par horas. Me senté en el sofá y encendí la televisión esperando encontrarme con alguna película de las típicas navideñas. Hice zaping hasta encontrar la peli. La felicidad que mi madre desprendía me hizo sentir pequeña. Entonces me preguntó:

-¿Estás triste?
-Supongo, quizá por que…-por más que pensara no me salían palabras.
-¿Porqué?
-Será porqué llueve.
-Te equivocas. No estás triste por que llueve, llueve por que estás triste.
Me callé, ella entendió que no debería seguir con el tema y se fue a la cocina.
 Me quedé allí, en el sofá de mi padre un sábado por la tarde mientras llovía.

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